Por Ives Berger
Y llegó el fin de imprevisto y lo encontró con la agenda llena de cosas postergadas....
Siempre confiaba en la mañana siguiente, pero, el fin un día llegó y no lo perdonó...
Con la muerte de aquel hombre, murieron, abrazos, besos, te quieros y presencias pendientes.
Cuenta la historia que el hombre despertó del sueño de la muerte, regresó a la tierra, pero fue en vano, no había más abrazos, ni besos ni te quieros que dar. Tan sólo su llanto inconsolable, se fue perdiendo entre las nubes de regreso.
También cuenta la historia que un humilde hombre, fue testigo de los hechos y a su manera sencilla y peculiar, relató lo sucedido.
Así fue que la historia rodó el mundo, en la boca y corazones de muchos, hasta que una noche gélida llegó hasta mí y hoy en una tarde de sol con frio, te la llevo a ti que me lees...
Nada nos garantiza el mañana, lo único garantizado es el fin y lo que justo en este momento sientes.
Desde el día que oí esta historia no dejo un sólo momento de hacer o decir lo que siento.
Vivo con la seguridad de que cuando me llegué el fin, ella encontrará mi agenda vacia.
Un fuerte abrazo desde Brasil
Ives Berger
