El año pasado justamente en el mes 8, cumplí 20 años que salí de mi país, Europa fue el destino y 10 años fueron los que permanecí allí.
En mi segunda etapa de inmigrante, llevo 8 aquí en Brasil.
Esos dos años que faltan en la suma para dar los 20, es debido a que después de los 10 de Europa, volví a Perú y lo intenté allí dos años más, pero, mi destino era afuera y no dentro.
Hoy en mi correo me llegó un artículo de una conversación de café entre dos inmigrantes en España, me lo mandó una amiga peruana (Gracias Berenice), muy bueno y con el cual me identifiqué al leer el título:
Inmigración en blanco y negro.
En este articulo los inmigrantes (los de la foto de encima) uno Español que vivió 32 años en Bélgica, huyendo del régimen de Franco y el otro, un Senegalés que vive hace 15 en España, huyendo de la miseria, cuentan lo que la mayoría de los gobiernos niegan, que el racismo y la xenofobia sigue siendo la misma en el 2009 que en 1960, hoy más encubierta, hoy más de susurros, pero en esencia la misma.
Cuando me preguntan (y esto con frecuencia) Porque no me quedé en Europa, cuando vivía allí y tenía todas las condiciones para hacerlo (me gradué como economista con especialidad en medio ambiente), siempre me viene a la cabeza una frase de una amiga cubana: A la vida tienes que verla como una balanza, tienes que poner en un lado las cosas positivas y en el otro las negativas y créanme que Europa para el inmigrante, el segundo lado pesa más; En mis 10 años allá, no conocí un solo inmigrante que no criticase el país donde vivía, cosa que aquí en Brasil no escucho.
Y ahí que esta mi respuesta.
Tuve la suerte que el destino me trajese aquí, mi destino era Montreal donde mi hermano vive, pero, como todo en mi vida, algún inesperado acontecimiento me trajo a estas tierras; En 8 años en Brasil todas las veces que me sentí extranjero, fueron todas experiencias positivas.
Ser inmigrante, no es fácil, llegamos solamente con una maleta llena de sueños y nostalgias; Es aquí afuera donde aprendemos a ver las cosas con sus verdaderos colores y sabores, como dice el senegalés en el artículo, cobarde no es el que se va, sino el que se queda.
Dejamos atrás nuestras familias para crear otras, dejamos atrás nuestros amigos para inventar otros, dejamos atrás nuestros hábitos para adaptarnos a otros y sobre todo dejamos nuestras vidas para nacer de nuevo.
Tengo 20 años que salí de mi país y entendí que mi país siempre fue uno solo, es donde estoy ahora mismo, o donde el destino me lleve, porque mi país es el que vive en mi mente.
Y en mi mente están siempre presentes mis valores, mis principios y mi Familia.
La inmigración más allá de un movimiento físico, es más bien un movimiento mental; Siendo fiel a tu mente, no te sentirás extranjero, siempre y cuando continues leal a tus raíces y a tu esencia, porque de esta no se puede emigrar.
Un fuerte abrazo desde Brasil
PD: Aquí les va el link del articulo, buena lectura:
http://www.publico.es/espana/188081/inmigracion/blanco/negro