Por Ives Berger
Una vez en Ámsterdam conocí un nicaragüense un tanto peculiar.
Lo encontré cuando paseaba por la ciudad, mientras me involucraba en esa acuarela de razas y colores que es Ámsterdam.
Eran las 6 de la tarde, él estaba en su taller de zapatero, bebiendo una taza de café bien negro.
El taller se llamaba "Zapatos" (en español), fue el nombre que me hizo entrar y conocerlo.
Después de presentarme, conversar un poco y de un par de vasos de Flor de Caña (Ron típico de Nicaragua), le pregunté:
- ¿Siempre supiste que tu profesión sería zapatero?
- Él me miró y sin borrar su simpática sonrisa, me dijo: Mi oficio es Zapatero pero esa no es mi profesión; Mi profesión es la de fabricante...
-Lo miré curioso y le pregunté: ¿Fabricante de zapatos?
-Dio un trago profundo a su vaso y me respondió:
Tengo 2 hijos y una mujer, a los cuales amo, ellos son mi familia.
Desde que empecé a crear a mi familia y ver a mis hijos crecer, me dije que tenía que encontrar una profesión de la cual mi familia se sintiera orgullosa y fue ahí que se me iluminó la mente.
-Nostálgico, hizo una pequeña pausa y prosiguió-
Decidí ese día que sería fabricante de recuerdos, pero no de cualquier recuerdo; Sino de Buenos Recuerdos, que es donde se esconde La Felicidad.
Es así que desde aquel día, me dedico a crear buenos recuerdos para que cuando me vaya al otro lado, mi familia sea Feliz... A pesar de mi ausencia.
Desde ese día, al igual que el nicaragüense.
Yo también encontré mi profesión!!
Un fuerte abrazo desde Brasil.
Ives Berger
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